Conversando
la vez pasada con un buen amigo chileno sobre nuestra próxima participación en
la Yumax 80k de enero, hizo un comentario que me causó mucha gracia y en el que
nunca me había puesto a pensar.
¿Qué pensarán los vendedores
de la farmacia cuando vamos a comprar vaselina?
Y más
aun cuando vas siempre a la misma farmacia y te atiende la misma señorita. Esa señorita
que te ve llegar los fines de semana en la mañana en busca de un buen
desinflamante, con cara de dolor y sin poder caminar bien después de un fondo
demoledor. Y si apareces con 2 líneas de sangre en el polo (peor si es blanco),
ahí si todo se pudrió.
Señorita, ¿Me vende vaselina?. Mientras la señorita busca el
pomo más grande, va analizando la situación y la indumentaria: Vibidí, short
cortito, zapatillas de colores... si lo pensamos bien, es una situación un poco
extraña no?.
Y si
no es así, entonces no entiendo por qué muchas veces escucho en la calle
mientras corro un sonoro “SAOOOO…” de
algún conductor de camión o de algún grupo de trabajadores de construcciones.
¿Tan raro se ve?. A veces me quedo pensando y me preocupo, ¿estaré escogiendo
bien mi ropa o el problema es mi estilo al correr?. Por favor, díganme que si les ha pasado.
En navidad
mi hermano me regaló un buen kit de artículos para correr, entre ellos un
producto que me pareció buenísimo, un bloqueador solar en barra que también
sirve para evitar escaldaduras. No lo conocía y es un éxito. Pero cuando le
conté a un amigo que no corre sobre este regalo, me miró con la misma cara de
la señorita de la farmacia. ¿?
“¿Te regalanen navidad cremas
para evitar escaldaduras?, ¿qué te está pasando compadre?”
Pero
este tipo de cosas de verdad son divertidas, y son las que hacen de este deporte
algo especial. Además, tenemos personalidad, no cualquiera hace lo que hacemos,
o no?.