lunes, 10 de abril de 2017

El Club de la Pelea


Brad pitt y Edward Norton juntos en una película memorable, al menos para mi.
Si no las has visto, es el momento.
Pero este post no trata sobre cine, ni actores hollywodenses, pero para poder entender mucho mejor lo que les quiero contar, esta película ayudará.
Edward interpreta al personaje estelar , que es un oficinista de una empresa automovilística un tanto aburrido por su trabajo y que sufre de insomnio. Para superar este problema, acude a distintos grupos de apoyo. En un viaje de negocios, conoce a Tyler Durden (protagonizado por Brad Pitt). Por diversas situaciones que se presentaron, el personaje de Edward Norton y Tyler Durden frecuentan más. Con el paso del tiempo, crean juntos “el club de la Pelea” ubicado en el sótano de un bar. Este grupo de personas rechaza lo establecido y utilizan la violencia de las peleas entre ellos para perder el miedo al sufrimiento emocional, dolor físico, rechazo de la gente o hasta liberar el estrés, etc. En fin, no se las voy a contar, pero es un peliculón
Una se las cosas que me llamó en esta película, fue como este club fue creciendo en integrantes día a día en todo Estados Unidos, creando códigos, identificación, complicidad y mucho apoyo entre ellos.
Algo muy parecido a lo que pasa hoy con los runners, como dicen por ahí: Están en todas partes.
Hace un tiempo salí con las chicas a almorzar a un restaurante carnes, buffete buenísimo. Era sábado y todo estaba repleto y este restaurante no era la excepción, pero las chicas querían almorzar ahí de todas maneras, así que había que esperar, anotarse en la lista de espera y aguantar.
Luego de unos minutos sentí que alguien me estaba mirando desde dentro del restaurante, al voltear vi a un hombre elegantemente vestido con un terno oscuro, de buen porte y bien peinado. Me parecía conocido pero no estaba seguro.
Después de un rato y luego de tratar de recordar su cara nos acercamos y saludamos ( era obvio que nos conocimos y el ya me había reconocido ).
Mientras me hablaba trataba de relacionar lo que me decía con su cara, hasta que ¡ya!, un runner pues.
Conversamos, me dio su tarjeta y nos dió una manito en la lista de espera, y tuvimos atención especial.
Esta es una anecdota de muchas más en las que un runner, aun sin ser amigos cercanos y solo con saber que tienes el mismo grado de locura, me da una mano o busca ayudar.
Si pues, los runners somos una gran familia, y así como en la película, estamos en todas partes y nos reconocemos al ver las zapatillas, el reloj, la caminada o porque nos cruzamos en carreras y entrenamientos por cualquier parte de Lima (El facebook, herramienta fundamental).
Amigos policías, taxistas, médicos, chef, gerentes, artistas, políticos, desempleados, agentes de seguridad, etc.
Y justo me viene a la mente un buen amigo que conoci hace un par de años. Mi oficina quedaba en una esquina, y al frente había un estudio de abogados. En la entrada siempre podias ver a un agente de seguridad. Por costumbre comenzamos a saludarnos y a veces, como suelo hacerlo, salia a la hora de almuerzo a correr y el me veía, hasta que un día se me acercó y me dijo: ¿cómo estás? ¿cuanto corriste hoy? Yo también soy runner.
Desde ese día nos hicimos amigos y todos los días nos tomamos unos minutos para conversar sobre nuestros entrenamientos o carreras. El estaba preparándose para correr su primera maratón y estaba emocionado. Me dijo que empezó a entrenar con los chicos de Endurence Team, con Oliver Landeo Carranza y cada día se sentía mejor. Nunca corrimos juntos pero se creó una buena relación. Una sola vez nos encontramos en una carrera y casi no lo reconozco sin su uniforme marrón y su gorrito, acostumbrado a verlo de civil.
Hace unos meses mi empresa se mudo de local y ya no lo he visto pero uno de estos días me voy a dar una vuelta por ahí para ver en que anda y me deje estacionar en los sitios reservados para los abogados y clientes de su chamba. Somos runners pues
Otras de las cosas que nos identifica, es el respeto por los compañeros. Si vamos en carro y vemos un ciclista o runners, parámos, le damos espacio y preferencia, siempre nos fijamos y tenemos a los deportistas en nuestro radar así como los lugares por donde podría aparecer uno. A Gina, que anda en carro todo el día, logré cambiarle el chip... bueno ahí vamos avanzando.
Una de las anecdotas más graciosas me pasó en un supermercado. Un día voy a comprar un par de cosas y mientras camino por los pasillos siento que alguien me sigue. Miro de reojo y era una persona de seguridad, esos que tienen sus radios, audifonos y están siempre atentos.
Normal, todo bien, pero después de un par de vueltas seguía detrás mio. Pensé: "me volvió la cara de choro", no lo quería ni mirar para que piense que andaba relajado, cosa que era mentira. Luego, llegué a la caja y veo que el agente de seguridad me mira y se rie mientras conversa con un colega. No había hecho nada pero sentía que iba a terminar preso.
Al salir yo miraba hacia otro lado haciéndome el distraido pero pasó lo peor, el agente me detiene y me pide la boleta, le pregunto: todo bien? Y me responde: todo bien, buena carrera la semana pasada, te estuve siguiendo pero te me escapaste.
Inmediatamente suspiré aliviado, nos reimos, nos dimos la mano y me fui riendo.
Lo he visto una vez más por ahí y nos saludamos a lo lejos con una risa cómplice.
Podría contar muchas anécdotas muy buenas que me ha dejado este lindo deporte y que seguro seguirán ocurriendo, porque los runners (y la mayoría de deportistas) estamos en todas partes, y somos gente BRAVAZA. El verdadero club de la pelea.