Varias veces me ha pasado que llego el lunes a la oficina y tengo la siguiente
conversación:
Amigo: Hey! Ayer hubo una
carrera, ¿no?, ¿la corriste?
Yo: si, claro, estuvo buena!
Amigo: ¿Y ganaste?
Yo: ehhhhh, no pero llegué
entre los 50 primeros.
Ex amigo: mmmmmm, ¿y te dieron algo?
Yo: Si, una medalla.
Ex amigo: ¿nada más?...
Yo: No, pero de hecho me fue
según lo planeado en los entrenamientos, bajé mis tiempos, me sentí bien en los últimos
kilómetros, me aguantó el aire para rematar……
Ex amigo: ¿….?
Yo: Nada, olvídalo… sólo me dieron una medalla…
A ver… cómo hago para explicarle todo lo que uno puede
sentir en el antes, durante y después de una carrera, si el sujeto éste me “baja
del micro” ni bien cruzo la puerta de la oficina.
Luego de imaginar cómo lo estrello contra el monitor de su
computadora, empiezo a sentirme más tranquilo y esa sensación de orgullo por haber
cumplido mis objetivos (esa que dura toda la semana), vuelve a mí.
Estoy segurísimo que esto le ha pasado a más de uno, espero que nadie haya realizado lo del monitor, se supone que no sería sano
(pare el tipo del trabajo claro). Y sé que para muchos de nosotros, los lunes se convierten en una búsqueda implacable
de fotos de la carrera, etiquetando a los conocidos y obviamente, buscando en
las que salimos para ampliar nuestros álbumes personales. Yo tengo varios de
esos, y aunque no lo crean, los mismos que me reciben los lunes en la oficina
con las mismas preguntas le dan LIKE a mis fotos o me escriben: “bien compadre”,
“buena Franco”… y por un momento creo
que lo hacen porque lograron entenderme, pero ¡NO! … el siguiente lunes después de otra carrera me vuelven a
revolcar con las mismas preguntas. Ya me acostumbré la verdad.
Ahora voy a obligarlos a todos a
leer este blog.
De hecho me gustaría poder sentarme con ellos y contarles
todo lo que me tomó prepararme para “esa carrera”, la ansiedad de la noche
anterior, la ropa acomodada a un lado de la cama, el encuentro con los amigos
en la partida y calentamiento, la cola para el baño, la foto, la foto, la foto,
el conteo final y por supuesto la ruta,
(tengo un post especial que publicaré pronto para “La Ruta”).
Al final, cuando llegamos a la meta las sensaciones son
varias, en especial cuando levantamos la mirada para ver el reloj (si es que
hay), cruzamos la meta y comienzan a
mezclarse las emociones que se coronan al recibir el abrazo de tu familia,
amigos o quien sea que te haya ido a ver llegar.
De hecho me gustaría sentarme con ellos y explicarles lo que
me costó que al final de todo me colgaran esa medalla en el cuello, si “sólo
una medalla” pero cómo se lo explico…
“Puede que te sorprenda oír esto, pero el fracaso no existe. El fracaso
es simplemente la opinión que alguien tiene sobre cómo se deberían hacer
ciertas cosas”. Wayne Dyer.
Eres un maestro Franco!!
ResponderEliminarjajajaja gracias, César... tómate la libertad de compartir también tus experiencias.... un abrazo
EliminarEstrellalos contra el monitor
ResponderEliminarNo me des ideas!
EliminarMe encantó...!!! vaya forma de plasmar las emociones..!!!
ResponderEliminar:) cuando se siente, solo fluye.... a correr!
EliminarGran relato!!! No nos libramos de un comentario desubicado pero mejor no hacerles caso, no nos van a entender por que ellos no corren, por lo tanto no saben lo que se pierden, Éxitos Franco, que no falten los temas, de hecho caerán sugerencias! JESSICA J.
ResponderEliminarGracias Jess! hay que hacer que entiendan para que no se pierdan de lo que nosotros gozamos!
EliminarExcelente!, me sentí identificado, salvo la parte de "entre los primeros 50" ja, muy entretenido Franco, sigue asi!
ResponderEliminarjajaja gracias maestro!... siempre para adelante con todo!!! un abrazo
EliminarBuena Pedro!..... sabes que para nosotros siempre somos los primeros.... no importa en el puesto que lleguemos... un abrazo
ResponderEliminarTe felicito....no tanto por las ¿corridas?..sino por la forma tan amena como trasmites tus experiencias y emociones. Me das un momento de disfrute literario ..dedicate a escribir¡ ¡ ¡ ¡Nelly
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