martes, 11 de junio de 2013

Oído a la música...!

Cuando estaba en el colegio tuve una época en que salía a correr algunas vueltas al parque de mi casa, pero aún me costaba un poco porque la verdad me aburría al rato.
Un día se me ocurrió llevar música y saqué mi walkman casetera con esos audífonos de metal con 2 bolitas de esponja que a duras penas se aferraban a las orejas, pero definitivamente la sensación era otra.

Arranqué escuchando uno de los primeros cassettes que me regalaron mis papás, uno de Gun´s And Roses. Le di un millón de vueltas, jalaba todos los bimestres inglés pero que rico me salían los coros de “Welcome to the Jungle”, era ese el momento cuando trepaba la adrenalina y me faltaba poco para subir árboles, en esa época era parte del vacilón.

Tiempo después a mi hermano le regalaron un discman y obviamente como yo era el mayor, me lo apropié. Gracias a este aparato aprendí a correr sin dar saltitos porque sino, se cortaba la canción o se pasaba al siguiente tema. Depurando la técnica.
Otros deportes hicieron que me aleje del running y por suerte para todos, del canto.
Tuvieron que pasar alrededor de 15 años para que “gracias” a una lesión futbolística volviera a las pistas, me costó volver porque la lesión a la rodilla demoró un poco en salir de mi cabeza, pero cuando agarramos vuelo, todo cambió. Inmediatamente adquirí un mp3 y le metí todas las canciones que pude encontrar, a la hora de entrenar era buenazo porque me tomaba mi tiempo buscando una buena canción y me entretenía. En mi aparato tenía desde el recordado Gun´s and Roses hasta Yola Polastri. Le metía todo el volumen hasta entumecer las orejas, de verdad lo disfrutaba y me metía en mi mundo, una de las cosas que más disfruto de correr.

Muchas veces la gente pensaba que me había vuelto un sobrado porque me pasaban la voz, me gritaban y yo ni los miraba; la razón fue que había cambiado los audífonos de esponja por los más pequeños que pude encontrar, llevando el cable bajo el polo, si no te fijas bien, no te das cuenta que los llevo y por eso una vez un amigo me lanzó una botella de plástico en la cabeza para que le haga caso y a otro se le ocurrió pasar al lado mío en su carro y tratar de bajarme el short… cada personaje.
Pero yo seguí corriendo, hasta que llegó mi primera competencia y me di cuenta que necesitaba depurar un poco mi música. Tengo que admitir que esa canción de Luis Miguel en mi mp3 pudo volverme loco en el km 15 de la  media maratón de Lima, mi primera carrera. Pero cuando comenzó a sonar un tremendo tema de ACDC en los últimos kilómetros empecé a correr como loco, me metí un tiempazo y no paré más en este deporte. Tampoco volví a escuchar a Luis Miguel .

De las 500 canciones en mi mp3 quedaron 20, bien seleccionadas y exactas para cada tipo de entrenamiento, paso easy, tempo, cambios, fondo y un poco para la locura. Aunque una vez, preparándome para una 10k, me pegué con una canción y durante 2 meses sólo corría con ese tema. El día de la competencia tenía esa canción y nada más. Me metí un carretón, hice mejor tiempo del que tenía planeado pero le tuve que decir adiós a otro artista más.

Así pasaron muchos grupos, canciones y carreras, pero poco a poco comencé a dejar la música. Entrenar con amigos, con otra gente, en otros lugares que comenzaron a cambiar un poco mi forma de correr. Aún le pongo música a mis entrenamientos y a algunas carreras, pero el día que corrí 80km sólo con mi cabeza, descubrí que también es divertido correr conmigo.


Pero que divertido es correr a veces creyéndote un rock star.



4 comentarios:

  1. Me encanta, ligero y divertido!! éxitos!

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  2. te falto contar cuando escuchabas las canciones de mi papa para correr de army run y le cantabas a la gente . ale

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